Blog de Psicología Analítica Junguiana
y Grafología, con artículos, notas, y libros para descargar gratis.
Sobre mí
Lic. Claudia Beatriz Gentile
Soy Lic. en Psicología clínica con orientación junguiana, Grafóloga Pública (Emerson). Soy Astróloga con 20 años de experiencia y ejercicio.
Brindo terapias psicológicas analíticas tendientes a la individuación - Temas de género- Terapia de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación de la femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
Si alguna nota o algún artículo de este espacio te parece útil como para copiarlo en algún otro lugar público, hacelo pero poné por favor, la fuente de donde fue extraído, en este caso agregale el texto que figura a continuación:
Artículo extraído del blog GRAFOSINTESIS, de Claudia Gentile, http://www.grafosintesis.fullblog.com.ar
Dijo Einstein: “Si buscas resultados distintos, no
hagas siempre lo mismo.”
Cuántas veces
se te vuelven a presentar conflictos similares y aplicás la misma estrategia
para resolverlos aún cuando te haya demostrado no ser la adecuada?
Te tropezás vez tras vez contra la misma piedra
y seguís insistiendo en levantarla y arrojarla contra la pared. Y sabés?
La vida, aunque parezca sádica al repetirte las mismas pruebas, es en realidad,
insistente pero no para hacerte sufrir, sino para que logres aprender algo y
pases al siguiente nivel del juego, superando una instancia que no lograbas
atravesar.
Pensá acaso si era sádico que cuando ibas al
colegio y te iba mal en un examen, tuvieras luego distintas oportunidades para
ser reevaluada, hasta aprender. Incluso al costo de tener que repetir un curso
si fuera necesario.
Y así es la vida. Tenés un padre estricto y autoritario,
pensás que yéndote de tu casa se resuelve el problema y terminás casada con un
hombre de iguales características. Te divorciás y resulta que empezás a
trabajar en un lugar donde tu jefe tiene esa modalidad de trato. Entonces? Si
seguís escapándole al problema yéndote, no se resuelve. Ese modo de
resolverlo no ha demostrado ser el más apto.
O sea que si buscás resultados distintos, no
hagas siempre lo mismo. Si ponés siempre la misma mejilla, cambiala, poné
la otra.
Y qué es poner la otra mejilla?
Me gusta analizar esta frase desde otra
perspectiva distinta a la que nos enseñaron en el catecismo. En ese contexto
sonaba como masoquismo puro. Algo así como que si te pegan en una mejilla,
había que poner la otra para que te sigan pegando, y parejito, de ambos
lados.
Y si Jesús estaba hablando de hemisferios
cerebrales?
A ver cómo se leería esto: si se te presenta un
conflicto y aplicás el pensamiento lógico-secuencial del hemisferio izquierdo y
no lográs resolverlo, aplicá las capacidades del hemisferio derecho e
intentá algo creativo, intuitivo, plástico y no lineal y de ese
modo, cambiás la estrategia, hacés algo distinto frente a los mismos
conflictos infructuosamente afrontados con los métodos que demostraron no ser
los adecuados. O sea, poner la otra mejilla es poner el otro hemisferio.
Y en nuestra
cultura hay exceso de hemisferio izquierdo. Nos enseñan a desarrollarlo desde
muy chicos, de hecho hasta no hace mucho, la inteligencia se medía en función a
ese tipo de pensamiento: el lógico-matemático y de allí salía el CI, el
coeficiente intelectual. Y recién desde mediados del siglo pasado se empezó a
dar cabida a otro tipo de inteligencias como coexistentes e igualmente válidas.
O sea que es época de poner la otra mejilla y desarrollar los potenciales que
nos ofrece el pensamiento lateral, por ejemplo; producto del hemisferio
derecho.
A partir de estos hallazgos, muchas empresas de vanguardia, para expandir
sus ingresos, convocan a un equipo de creativos de mentes innovadoras.
Habrán escuchado hablar de la técnica de brainstorm (tormenta de ideas), que
consiste en reunir varias personas enfrentándolas a un desafío frente al cual
van tirando ideas que seguramente empiezan siendo las más convencionales y
probadas como ya no resolutivas, hasta las más descabelladas, y en medio de
esta emergencia de ideas que brotan justamente del hemisferio derecho,
creativo, innovador en su enfoque, aparece una que resulta ser la más acertada.
Entonces, sentís la
tormenta en tu interior? Relámpagos de enojo por seguir repitiendo los mismos
errores? Errores que te indican dolor? Dolor de resoluciones que no son las
acertadas?
Pues jugá. Cambiáel clima de tormenta por una tormenta de
ideas sin temer, sin vergüenza por lo insólitas que puedan ser las ideas que se
te ocurran. Probá algo nuevo. Al menos si te va mal, será porque pusiste en
práctica el plan H, o M, pero no ya el mismo plan A que resultó ser infructuoso
vez tras vez.
Pero no te rindas. Seguí aleteando. Ya vas a
poder volar y salir de esa situación que te empantanó las plumas de tu Fénix
Sagrado. No es eso acaso ser una personaresiliente?
Lic. Claudia Gentile
Psicóloga clínica con orientación junguiana- Grafóloga
pública – Astróloga
Terapias psicológicas tendientes a la individuación - Temas de género-
Terapia de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación
de la femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
Terapias presenciales y vía Skype.
mail: grafosintesis@yahoo.com.ar
tel.: 4672-4423 y cel.: 153-343-3665
Skype: usuario: grafosintesis.
Una visión transpersonal y colectiva sobre los duelos
Hace
poco, hablando con un amigo, debatíamos sobre las verdades absolutas y las
relativas. Y él me decía que según su enfoque, las verdades absolutas son las
que resisten a cambiar aunque se alteren los ejes temporoespaciales. O sea,
aquellas que siguen siéndolo hoy, ayer y mañana, y acá o en la China. Y
obviamente que también resisten lo estrictamente individual y son
colectivamente verificables. Arquetípicas diría yo.
Y qué
más universal que el dolor por una pérdida? Perder algo o perder a alguien dolió
siempre. En la prehistoria, en la Edad Media, ahora, y en el futuro. Acá, en
Asia, en Europa y en Oceanía. A mí, a vos, a él, a ella y hasta al perro. A
todos nos duelen las pérdidas. Por eso lo de la visión transpersonal, porque es
una vivencia absolutamente individual, pero absolutamente arquetípica y por
tanto, universal y colectiva. Pero no necesariamente aplica acá eso de “Mal de
muchos, consuelo de tontos.”
Frente
a una pérdida, se puede hacer duelo o se puede tapar el agujero con otro clavo
y seguir la marcha. Tarde o temprano se vivirá ese dolor. Aunque se postergue.
Hacer
duelos o no hacerlos? He aquí la cuestión. Duda existencial hamletiana.
Si me
los permito atravesar, los padezco, me suelto del objeto que acabo de perder,
suelto esa soga que me ataba a ese objeto externo, y la soga se retrotrae y se
mete para adentro. Quedo, como siempre digo en estos casos, acaracolada, en
pleno repliegue regresivo, introspectiva.
Y
aunque duela, creo que la función de un duelo no es el sufrimiento inútil o
punitivo, sino este repliegue que debería permitirnos el reencuentro con nosotros
mismos, con lo que quedó de nosotros, con lo que introyectamos del otro que
perdimos, para comprobar qué aprendimos, para hacer la síntesis de una etapa
que cierra su ciclo, para analizar aciertos y errores, para programar la
siguiente marcha, para incluso modificarle el rumbo al GPS de nuestras vidas.
Y… el
duelo duele.
Pero
qué duele más? La pérdida del otro? La pérdida de lo que era yo con ese otro?
La pérdida de los rituales que compartíamos? La pérdida de un status de vida,
llámese de vida de casados, de vida laboral si lo que perdimos fue un empleo o
la condición de trabajadores activos y nos jubilamos? La pérdida del hijo que
partió a hacer su vida? Qué perdemos con lo que acabamos de perder? Porque ese
objeto muchas veces condensa muchas aristas y cuando se pierde, se lleva
consigo un trozo de nuestra identidad. Y hay que reorganizar nuestro status a
divorciada, viuda, jubilada, etc. No sólo nuestra identidad se ve afectada y
reclama nuevos ajustes. Nuestra vida, muchas veces renuente a los cambios,
también nos pide que reorganicemos nuestros tiempos, llenando los huecos
aparentemente inllenables que dejó esa pérdida.
Entonces
en el duelo duele el vacío. Y hace falta llenarlo de lágrimas a veces, de
gritos, de reproches, de demandas, de reclamos hasta a Dios.
Y
muchas veces ese hueco cuando el dolor es demasiado insostenible, se emparcha
con placebos. Como si te hubieran robado el auto y salieras a dar una vuelta en
bicicleta. Que te despeja un rato, pero sentís que no es lo mismo. A veces reemplazás
el auto por otro, y la comparación es odiosamente inevitable. Y es lo único que te sale
hacer. Pero volvés al tedio y al desgano, casi resignada a sentir que aquello
que se fue es irremplazable.
Y es un
tiempo difícil. Tiempo de dolor, tiempo de reencuentro. No con el objeto
perdido, sino con uno mismo. Tiempo de desencuentro con los otros, que nos
reclaman y a quienes no podemos acudir, o acudimos, pero desganados o desde
nuestras máscaras.
Tiempo
de quemar una etapa y velarla. Tiempo que genera cenizas, que requiere de
nosotros quedarnos mirando el fuego hasta que las brasas dejan de arder. Tiempo
de ver cómo desde esas mismas cenizas, lentamente, algo se empieza a gestar de
a poco. Nuestro Fenix sagrado, que vuelve a resurgir y tímidamente comienza a
desplegarse. Hasta que se pone en pié y empieza a agitar sus alas y a remover
el polvo. Como una dínamo, lentamente se va permitiendo comenzar el aleteo
hasta tomar impulso… y echarse a volar!
No te aisles de más o innecesariamente. No estás solo.
Terapias
psicológicas tendientes a la individuación - Temas de género- Terapia
de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación de la
femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
mail: grafosintesis@yahoo.com.ar tel.: 4672-4423 y cel.: 153-343-3665 Skype: usuario: grafosintesis.
La grafología, la gripe A, los miedos y la resiliencia del argentino
Hace poco recibí por mail este cuentito:
IBA LA PESTE camino a Bagdad cuando se encontró con Nasrudin. Él le preguntó: “A dónde vas?” La peste le contestó: "A Bagdad, a matar a diez mil personas". Después de un tiempo, la peste volvió a encontrarse con Nasrudín, muy enojado, le dijo: "ME MENTISTE. Dijiste que matarías a diez mil personas y mataste a cien mil". Y la peste respondió: "Yo no mentí, maté diez mil, el resto ... se murió de miedo".
El miedo paraliza, nos afecta y reduce nuestros mecanismos de defensa naturales.
Y me quedé pensando en cuánta razón tiene.
Evaluemos: prendemos la tele, escuchamos todas las precauciones que hay que tomar: que el alcohol, que el barbijo, que no salir, que todo va cerrando de a poco; en definitiva, que hay pánico o lo van sembrando a nivel social.
Qué pasa? Obviamente nuestro margen derecho se va a agrandar, producto de la retracción del ámbito social a la que estamos obligados o instados. Si nos retraemos por miedo, las letras se van a juntar entre sí, ya que quedaremos pegados a nuestrosmás cercanos; o quizás no, quizás tengamos algún enfermo de gripe común incluso en la propia casa, y debamos extremar precauciones dentro del ámbito doméstico también. Se acabaron los besos, meternos o que se metan en nuestras camas para mirar tele juntos, desde ya nada de compartir vasos. O sea que puede que las letras dentro de la misma palabra se empiecen a cisurar, a aislar. El miedo se irá haciendo carne: se achicará la letra como signo de falta de confianza.
Pues si volvemos a leer el cuentito, creo que ahí está una de las claves: levantar las defensas. Si estamos tristes, deprimidos, temerosos, es factible que bajemos las defensas y que sea más probable que nos contagiemos de algo que ande dando vueltas. Pero si tratamos de levantar nuestras defensas físicas (por ejemplo reforzando nuestro sistema inmunológico a través de la ingesta adicional de vitaminas), así como nuestras defensas psíquicas, estando de buen humor, eligiendo comedias en vez de estar sobreexpuestos a noticieros que rumian todo el día informaciones alarmantes, creo que la cosa cambia. No estoy hablando de negar la realidad, solo de aceptarla en su justa medida, sin entrar en pánico.
Recuerden la historia: hay personas vulnerables a las que quizás el organismo no les responda con fortaleza y sucumban, pero los otros 90.000 murieron de pánico porque el miedo los volvió vulnerables, no su propia condición física. La vulnerabilidad en ese caso fue psicológica.
No permitamos que el miedo nos haga aislarnos obsesivamente, ni nos ponga tristes, ni nos desanimen las noticias. Solamente seamos prudentes en cuanto a las medidas de protección a tomar, pero fundamentalmente, subamos nuestras defensas físicas con mucha vitamina C y psíquicas con mucho amor y buen humor!
Si después de todo somos ARGENTINOS, por ende, RESILIENTES[1]! Hemos desarrollado una especie de resistencia que nos permite atravesar las crisis más insólitas sin sucumbir, sino saliendo fortalecidos. Creo que ya pasamos por tantas crisis insólitas que estamos más curtidos que cualquier ciudadano del primer mundo!
[1]La primera definición de resiliencia es toda aquella sumatoria de características que le permiten a un individuo enfrentarse a situaciones de stress, transformándolas o enriqueciéndose a través de una experiencia que le permita la adaptación al medio, de una manera sana. Fuente: http://master.fcm.unc.edu.ar/entrevistaresiliencia.htm