Blog de Psicología Analítica Junguiana
y Grafología, con artículos, notas, y libros para descargar gratis.
Sobre mí
Lic. Claudia Beatriz Gentile
Soy Lic. en Psicología clínica con orientación junguiana, Grafóloga Pública (Emerson). Soy Astróloga con 20 años de experiencia y ejercicio.
Brindo terapias psicológicas analíticas tendientes a la individuación - Temas de género- Terapia de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación de la femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
Si alguna nota o algún artículo de este espacio te parece útil como para copiarlo en algún otro lugar público, hacelo pero poné por favor, la fuente de donde fue extraído, en este caso agregale el texto que figura a continuación:
Artículo extraído del blog GRAFOSINTESIS, de Claudia Gentile, http://www.grafosintesis.fullblog.com.ar
Dijo Einstein: “Si buscas resultados distintos, no
hagas siempre lo mismo.”
Cuántas veces
se te vuelven a presentar conflictos similares y aplicás la misma estrategia
para resolverlos aún cuando te haya demostrado no ser la adecuada?
Te tropezás vez tras vez contra la misma piedra
y seguís insistiendo en levantarla y arrojarla contra la pared. Y sabés?
La vida, aunque parezca sádica al repetirte las mismas pruebas, es en realidad,
insistente pero no para hacerte sufrir, sino para que logres aprender algo y
pases al siguiente nivel del juego, superando una instancia que no lograbas
atravesar.
Pensá acaso si era sádico que cuando ibas al
colegio y te iba mal en un examen, tuvieras luego distintas oportunidades para
ser reevaluada, hasta aprender. Incluso al costo de tener que repetir un curso
si fuera necesario.
Y así es la vida. Tenés un padre estricto y autoritario,
pensás que yéndote de tu casa se resuelve el problema y terminás casada con un
hombre de iguales características. Te divorciás y resulta que empezás a
trabajar en un lugar donde tu jefe tiene esa modalidad de trato. Entonces? Si
seguís escapándole al problema yéndote, no se resuelve. Ese modo de
resolverlo no ha demostrado ser el más apto.
O sea que si buscás resultados distintos, no
hagas siempre lo mismo. Si ponés siempre la misma mejilla, cambiala, poné
la otra.
Y qué es poner la otra mejilla?
Me gusta analizar esta frase desde otra
perspectiva distinta a la que nos enseñaron en el catecismo. En ese contexto
sonaba como masoquismo puro. Algo así como que si te pegan en una mejilla,
había que poner la otra para que te sigan pegando, y parejito, de ambos
lados.
Y si Jesús estaba hablando de hemisferios
cerebrales?
A ver cómo se leería esto: si se te presenta un
conflicto y aplicás el pensamiento lógico-secuencial del hemisferio izquierdo y
no lográs resolverlo, aplicá las capacidades del hemisferio derecho e
intentá algo creativo, intuitivo, plástico y no lineal y de ese
modo, cambiás la estrategia, hacés algo distinto frente a los mismos
conflictos infructuosamente afrontados con los métodos que demostraron no ser
los adecuados. O sea, poner la otra mejilla es poner el otro hemisferio.
Y en nuestra
cultura hay exceso de hemisferio izquierdo. Nos enseñan a desarrollarlo desde
muy chicos, de hecho hasta no hace mucho, la inteligencia se medía en función a
ese tipo de pensamiento: el lógico-matemático y de allí salía el CI, el
coeficiente intelectual. Y recién desde mediados del siglo pasado se empezó a
dar cabida a otro tipo de inteligencias como coexistentes e igualmente válidas.
O sea que es época de poner la otra mejilla y desarrollar los potenciales que
nos ofrece el pensamiento lateral, por ejemplo; producto del hemisferio
derecho.
A partir de estos hallazgos, muchas empresas de vanguardia, para expandir
sus ingresos, convocan a un equipo de creativos de mentes innovadoras.
Habrán escuchado hablar de la técnica de brainstorm (tormenta de ideas), que
consiste en reunir varias personas enfrentándolas a un desafío frente al cual
van tirando ideas que seguramente empiezan siendo las más convencionales y
probadas como ya no resolutivas, hasta las más descabelladas, y en medio de
esta emergencia de ideas que brotan justamente del hemisferio derecho,
creativo, innovador en su enfoque, aparece una que resulta ser la más acertada.
Entonces, sentís la
tormenta en tu interior? Relámpagos de enojo por seguir repitiendo los mismos
errores? Errores que te indican dolor? Dolor de resoluciones que no son las
acertadas?
Pues jugá. Cambiáel clima de tormenta por una tormenta de
ideas sin temer, sin vergüenza por lo insólitas que puedan ser las ideas que se
te ocurran. Probá algo nuevo. Al menos si te va mal, será porque pusiste en
práctica el plan H, o M, pero no ya el mismo plan A que resultó ser infructuoso
vez tras vez.
Pero no te rindas. Seguí aleteando. Ya vas a
poder volar y salir de esa situación que te empantanó las plumas de tu Fénix
Sagrado. No es eso acaso ser una personaresiliente?
Lic. Claudia Gentile
Psicóloga clínica con orientación junguiana- Grafóloga
pública – Astróloga
Terapias psicológicas tendientes a la individuación - Temas de género-
Terapia de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación
de la femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
Terapias presenciales y vía Skype.
mail: grafosintesis@yahoo.com.ar
tel.: 4672-4423 y cel.: 153-343-3665
Skype: usuario: grafosintesis.
Espejos
circulares, o rectos, o biselados… Espejos manchados de humedad, cascados,
deformantes. Espejos cóncavos, convexos, difusos, claros…
Espejos y más espejos
que me devuelven mi imagen. Cuál imagen en cada caso?
Espejos de vidrio o de
carne y hueso?
En qué clase de
espejos me miro? Cuál elijo en cada caso? Por qué? Y para qué propósito recurro
a cada uno para verme?
Qué busco ver? Mi
réplica? Y entonces para qué tanto individuarme?Para qué tanto trabajo hasta hallarme
diferente y única? Para llorar la soledad de mi propia individuación? Para procurar
salir del aislamiento de saberme en un punto tan distinta y no soportarlo y
salir a buscar pares?
Espejito, espejito,
devolverme mi imagen para saberme. Para saberme? Para vivir enamorándome de mi
propio ser que es mi producto mejor logrado? Mi permanente re-creación? Una
artesanía trabajosamente mía, tallada con el dolor de los propios desaciertos
pulidos a sangre.
Espejito, espejito, me
miro y me veo allí, reflejada. Reflejada a veces parcialmente en cada espejo
con el cual resueno en alguna de mis facetas pero no en todas.
Espejito de carne
ajena que resuena con algunas sincronías a veces más, a veces menos simétricas.
Bola facetada hecha de
pedacitos de espejos de carne humana que reflejan parcialidades; algunas partes
de mí. Otras no; quedan a la sombra, vedadas a la imagen reflejada.
Espejito de carne humana
en el que a veces veo mi sombra y me enojo. O en el que otras veces logro verme
más estilizada, o más siniestra y más distorsionada.
Qué espejito busco y
cuál necesito encontrar?
El que en una primera
instancia me replique en lo más íntimo, haciéndome sentir no tan única y por
tanto, sintiéndome más comprendida?
Es que acaso lo más
individual y personal no termina siendo en un punto, muchas veces lo más
universal y arquetípicamente colectivo?
O busco el espejito
que me muestre lo que me falta y que me suplementa aportándomelo?
Espejito de amor
narcisista o espejito de amor suplementario que me ayuda a seguir creciendo en
lo que no he alcanzado a sacar aún del baúl de mis sombras proyectadas?
Espejito de igual o de
opuesto?
O será que necesito
partir de ver las zonas comunes primero para luego aventurarme a descubrir las
diferencias?
Seguro que las hay. No
existen siquiera dos gemelos idénticos. Quizá la réplica de lo idéntico luego
reclame la movilización y emergencia de lo diferenciado. Y ese sea un buen
punto de partida.
Quién sabe…
Lic. Claudia Gentile
Psicóloga clínica con orientación junguiana- Grafóloga
pública – Astróloga
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Terapia de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación
de la femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
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Nacemos indiferenciados. En una especie de maroma simbiótico entre
nosotros y el medio. Indiferenciados. Lenta y paulatinamente nuestra
madre va poniéndole nombres a las cosas. Incluso a nosotros. Se va
armando paulatinamente (el proceso es largo, no me detengo ni en eso ni
en tecnicismos), en virtud a esa separatividad
necesaria y operativa, la idea de unicidad, o sea el Ego o el Yo, en
oposición a eso otro externo que es el Tú y lo otro.
Entramos
en la binariedad de la encarnación (lo dual naciendo a partir de esta
partición Yo-Tú, bueno, malo, dios-diablo, etc, etc.) . Y empezamos a
cargar a nuestro yo cada vez con más significantes que van lo van definiendo .
Soy esto, aquello y lo otro (en oposición a lo que no me define, o sea,
a lo que siento que no soy). Y se va fortaleciendo sanamente nuestro
Ego. Hasta acá, un proceso sano. Si somos rígidos, sonamos. No podemos
llegar a entender que eso que nos define también nos limita a seguir
creciendo y conociéndonos. Ahí se empieza a jugar como necesario
explorar lo que no somos, para entender y asimilar nuestra sombra, pero
en ese terreno no me quiero meter hoy con esta nota.
Quiero
detenerme en otro aspecto. El de la máscara. Esa formación que armamos,
que nos permite entrar con los otros en un juego burgués. La máscara
es como el manual de Protocolo y Ceremonial y el libreto que nos indica
cómo proceder en determinadas situaciones. Es entrar en el encuadre de
las relaciones. O sea, si soy psicóloga, qué lenguaje usar en mi
encuentro con un paciente, cómo preparar el entorno adecuado
(consultorio), qué clase de ropa ponerme para ese encuentro, qué tipo de
acercamiento o distancia poner ante el otro paciente, qué decir, qué
se espera que diga o que haga, etc., etc.
Esto está bien
en tanto la máscara no se me pegue a la piel como en el cuento de
Fisher, El Caballero de la Armadura Oxidada (1). Entonces mi ego estará tan
estratificado en ese rol que no podré ser la artista, o la amiga, o la
novia, o la amante, o la hija, o la madre, o la nena que juega. Seré
las 24 hs la psicóloga. Y no podré integrar otros personajes para
sacarlos a la luz y darles la pista adecuada en en psiquismo para que
salgan a su turno y se expresen.
Cuando el ego se
estratifica tanto, el riesgo de perderlo se vive como un riesgo de
muerte. Miedo a la muerte, les resuena? A veces nos angustiamos frente al riesgo de muerte del prójimo, pero en las capas subyacentes, el
miedo puede tener esta arista al no mirarnos desde el Sí mismo (lo que
yo llamo Zona Testigo), sino al identificarnos absolutamente con el
Ego, y tememos pedernos al pensar en nuestra propia muerte; a dejar de ser esa identidad que nos proporciona
la Máscara cuando lo único que sentimos es que somos esa Máscara del
ego. Por ejemplo, si me desarrollé como abogado, y fui abogado toda la
vida, cuando me jubile y me corra de ese rol, entraré en una pérdida de
identidad, como si la parte más importante y vital de mí mueriera, haré una depresión, y posiblemente, una crisis de sentido. Porque no supe ver desde la
totalidad de mi Ser que la partecita Abogado era sólo eso.
Beneficios de vivir identificados con la Máscara ?
Ah, sí. Ser excelentes profesionales (o amas de casa, o esposas o madres; depende de la Máscara que haya desarrollado), prácticos por el ejercicio
contínuo y permanente.
Desventajas? Estar condenados solamente a Ser
eso, y no explorar la riqueza de no identificarnos con ese solo
aspecto, o sea, ser testigo de nuestras máscaras, morando en el Sí
mismos.
Otra desventaja o un tipo de termómetro para medir este juego de identificaciones?
Explorar
qué sentimos en la entrega sexual al otro.
Llegamos al orgasmo?
Qué
es el orgasmo?
La petite mort, la pequeña muerte. Muerte de qué? De la
individualidad identificatoria del ego en su máscara. El miedo
consecuente de perder identidad e individualidad. Del "Fall in love", o
sea, caer en el amor.
Hacia qué abismo? De qué agarrarnos si al caer se
desdibuja el Ego y no está esa zona Testigo armada que me sostenga?
Esa
zona que me permite sentirme un SER que no se va a desintegrar si se me
difumina el ego, si siento que muero en ese instante atemporal de fusión despersonalizada con el otro. Es como volver a la fusión simbiótica con esa madre que nos dio origen.
Si es solo sexo de deporte, cada cual es cada cual y
no hay fusión ni entrega. Ni tampoco intensidad de orgasmo. Solo se
llega a una planicie. Tibiamente. Sólo sexodedescarga biológica. De eso no estamos hablando.
Acá un diálogo entre Jung y su amante, paciente, discípula que devela parte del misterio:
Diálogo entre Jung y Juffroliw Spielrein (29/9/1910- Suiza), extraído de “Un método peligroso (2)”
Jung (él): Explique la analogía que establece entre la pulsión sexual y la pulsión de muerte.
Spielrein (ella):El
profesor Freud afirma que la pulsión sexual nace de una viva necesidad
de placer. Si es cierto, por qué esa necesidad es tan a menudo
reprimida con éxito?
El:Usted solía albergar una teoría sobre el impulso de destrucción y autodestrucción, de perderse.
Ella:Pues
suponiendo que veamos la sexualidad como una pulsión, perderse a sí
mismo, como dice, pero perdiéndose en el otro… en otras palabras,
destruyendo la propia individualidad. No se resistiría automáticamente
el yo a ese impulso como defensa?
El: Por razones egoístas y no sociales.
Ella:Sí. Lo que digo es que tal vez la auténtica sexualidad exija la destrucción del yo.
El:En otras palabras, lo opuesto a lo que sostiene Freud.
……………………
Diálogo entre ella y Freud.
Freud: De verdad cree que la pulsión sexual es una fuerza endemoniada y destructiva?
Ella:Sí,
a la vez que es una fuerza creativa en el sentido de que de la
destrucción de dos individualidades puede producir un nuevo ser pero la
individualidad debe superar siempre su resistencia debido a la
naturaleza autoaniquilante del acto sexual.
Freud:(…) Supongo que debe existir un lazo indisoluble entre el sexo y la muerte….
Para terminar esta nota, pego otra transcripción de la película como resumen de la postura de Jung:
Jung: Debemos
penetrar en territorio desconocido. Volver a las fuentes de todo lo
que creemos. Yo no quiero abrir una puerta y mostrarle al paciente su
enfermedad agazapada ahí como un sapo. Quiero encontrar un método de
ayudar al paciente a reinventarse a sí mismo y encaminarle en un viaje
al final del cual le espera el ser que siempre ha tenido la intención
de ser.
(...)sólo el médico herido puede esperar curar.
(...) Mi amor
por ti ha sido lo más importante que he vivido, para bien o para mal.
Me ha permitido saber quién era yo. A veces hay que hacer algo
imperdonable para poder seguir viviendo. .....
Sacar estos contenidos, verse al espejo. Menuda tarea. Que implica la honestidad de empezar a aceptarse. Como agrega mi colega y amiga, la Profesora María del Carmen Doyharzábal: " Para
algunos dejar la máscara es ir al encuentro de su ser. Encuentro que no le presenta garantía alguna de convertirse en un encuentro feliz. Es
dejar esa imagen perfecta que le da la máscara, para enfrentarse a un
sentimiento real e irreversible, con la
verdad de su vida, obligarse a tener que enfrentarla, a asumir su
existencia. Es decir, arriesgarse a no jugar más a ser “el deseo del
otro” y responsabilizarse –nada más y nada menos - por su propio deseo." Y de la propia vida...
Te animás a aventurarte en este viaje fascinante de Ser vos mismo?
Lic. Claudia Gentile
Psicóloga clínica con orientación junguiana- Grafóloga pública – Astróloga
Terapias psicológicas tendientes a la individuación - Temas de género-
Terapia de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación
de la femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
(2). Film: Un método Peligroso (A
dangerous method)- USA, 2011. Dirigida por David Cronenberg. Una mirada
sobre la intensa relación entre Carl Jung y Sigmund Freud que da a luz
al
psicoanálisis. Protagonizada por: Keira Knightley, Viggo Mortensen. Michael Fassbender, Vincent Cassel.
Para vos que sos mi
espejo, eterna navegante de esta maravillosa travesía hormonal que nos
tocó vivir, sujeta como yo a las mareas cambiantes de nuestras
emociones, habitante de la luna con sus cambiantes caras, misteriosa
fuente de inspiración de la vida que se recrea en nuestro cuerpo.
Para
vos, que palpitás al ritmo de tu corazón, que estás insatisfecha y
vacía cuando no es el amor lo que te mueve, y te sentís plena y
radiante cuando podés dar de vos y te reciben.
Para
vos que llenás la mesa de platos maravillosos que no sólo nutren el
cuerpo. Que nutrís estando solamente, y brindándote entera, y
encontrando tiempo extra para incluso sacar más conejos de la galera y
dividirte en múltiples partes.
Para vos que no
solo sos madre, sino amiga fiel, fiel compañera de tu hombre, que sabés
escuchar a todos con infinita paciencia, que tenés la receta mágica para
aliviar cada situación que te plantean, que sabés sacar pinturas de
colores del pincel de tus manos para colorear los cuadros más grises
con tus matices brillantes.
Para vos, que lo único
que pedís es que te entiendan, y aún a veces no recibiendo eso siquiera,
no bajás los brazos, y recurrís a una oreja amiga que te escuche para
seguir adelante sin caerte.
Para vos que sos la luz
y la sombra de tu propia naturaleza mágica femenina, habitada por hadas
primordiales que te siguen contando sus historias ancestrales al oído:
relatos de viejos aquelarres femeninos reunidos a la luz del fuego que
las convoca para compartir sus vivencias y su sabiduría.
Para
vos, que no sabés qué hacer y todo lo que tenés que hacer es sentarte
en silencio y escuchar la voz de la intuición que te habita y que es más
sabia que tu conciencia. Y luego poner esos mensajes a la luz de tu
conciencia para que organice el cómo llevar eso a cabo.
Ese
es tu misterio, hermana mujer. Misterio que no está afuera, misterio
que se resuelve aprendiéndote a escuchar con la misma infinita
paciencia con que escuchás a los demás.
Qué quiere una mujer?
La
eterna pregunta que los hombres se hicieron y no pudieron ni podrán
nunca responder. La respuesta de la satisfacción femenina no se
encuentra afuera; la respuesta la susurra cada corazón de mujer pero no
es un hombre el que debe escuchar ese susurro sino nosotras mismas.
Ese
susurro te dará la clave de lo que necesitás, de lo que anhelás y vos
solamente sos quien podrá oirlo y llevarlo a cabo. Nadie más.
Acaso no es ese el misterio femenino?
Dejame ayudarte a encontrar tu propia voz y a saber decodificarla
juntas en este maravilloso camino de la indiviuación que consiste en
encontrarte con vos misma, quererte y respetarte.
Namasté, querida hermana, compañera de camino!
Lic. Claudia Gentile
Psicóloga clínica con orientación junguiana- Grafóloga pública – Astróloga
Terapias psicológicas tendientes a la individuación - Temas de género-
Terapia de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación
de la femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
Cuántas veces tras una experiencia
amorosa insatisfactoria o dolorosa, nuestro corazón se cierra para preservarnos
de otra, o quizá si hay algún antecedente previo también infructuoso, nuestra
mente aplica el razonamiento inductivo y termina generalizando un juicio que
sería más o menos así: “TODAS las veces que una se enamora, le va mal”. Y de
ahí a la profecía autocumplida sólo resta un paso: seguir sosteniendo la
creencia. De ese modo, ese fantasma del pasado se proyectará inexorablemente
hacia el futuro y si partimos con miedo, es probable que provoquemos aquello
que queremos evitar en vez de prevenirlo.
Y qué
desolada se ve la vida sin ese permiso de amar, de entregarse a dar y a
recibir! Quizá la clave radique en esa vieja discusión que tenemos con mi
hermana. Ella sostiene que el amor debe ser incondicional y yo, en tanto, lo
planteo de un modo paradojal. Para mí debe ser incondicional en la medida en
que para el otro también lo sea.
Me permito
replantearme este axioma (bendita
posibilidad la humana de crecer, de dialogar y de ir modificando enfoques), y
agrego, con más años de experiencia, que la incondicionalidad del amar no
depende del que recibe esa dación que entrego. Yo la doy, si mi receptor no la
toma, ya está dada. No me retraigo, cambio de objeto en todo caso, pero no dejo
de amar.
Pero en
este devenir de serpiente que transito, la clave en mi vida, como siempre digo
es: ensayo, error, error, error, ensayo, acierto (siendo bastante reduccionista, por
cierto!).
Esta reflexión surge de los dos poemas
que pego a continuación, producto de dos etapas sucesivas, a las que abordé
para su análisis desde una perspectiva astrológico-esotérica. Las analicé como
la integración de los 4 elementos, claves de mi carta natal. Cuatro elementos: dos masculinos y dos femeninos, resumen de
esta labor de integración de lo femenino y lo masculino que comencé a
investigar y a promover en mi programa de radio hace dos años. Lo dual que se va integrando: lo estoico y lo hedonista, lo blando y lo duro, lo activo y lo pasivo. Lo femenino y lo masculino. La integración
de los opuestos, la síntesis de ambos en cada uno, y luego hacia afuera al vincularnos con los
demás.
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Terapias
psicológicas tendientes a la individuación - Temas de género- Terapia
de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación de la
femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
mail: grafosintesis@yahoo.com.ar tel.: 4672-4423 y cel.: 153-343-3665 Skype: usuario: grafosintesis.
Una visión transpersonal y colectiva sobre los duelos
Hace
poco, hablando con un amigo, debatíamos sobre las verdades absolutas y las
relativas. Y él me decía que según su enfoque, las verdades absolutas son las
que resisten a cambiar aunque se alteren los ejes temporoespaciales. O sea,
aquellas que siguen siéndolo hoy, ayer y mañana, y acá o en la China. Y
obviamente que también resisten lo estrictamente individual y son
colectivamente verificables. Arquetípicas diría yo.
Y qué
más universal que el dolor por una pérdida? Perder algo o perder a alguien dolió
siempre. En la prehistoria, en la Edad Media, ahora, y en el futuro. Acá, en
Asia, en Europa y en Oceanía. A mí, a vos, a él, a ella y hasta al perro. A
todos nos duelen las pérdidas. Por eso lo de la visión transpersonal, porque es
una vivencia absolutamente individual, pero absolutamente arquetípica y por
tanto, universal y colectiva. Pero no necesariamente aplica acá eso de “Mal de
muchos, consuelo de tontos.”
Frente
a una pérdida, se puede hacer duelo o se puede tapar el agujero con otro clavo
y seguir la marcha. Tarde o temprano se vivirá ese dolor. Aunque se postergue.
Hacer
duelos o no hacerlos? He aquí la cuestión. Duda existencial hamletiana.
Si me
los permito atravesar, los padezco, me suelto del objeto que acabo de perder,
suelto esa soga que me ataba a ese objeto externo, y la soga se retrotrae y se
mete para adentro. Quedo, como siempre digo en estos casos, acaracolada, en
pleno repliegue regresivo, introspectiva.
Y
aunque duela, creo que la función de un duelo no es el sufrimiento inútil o
punitivo, sino este repliegue que debería permitirnos el reencuentro con nosotros
mismos, con lo que quedó de nosotros, con lo que introyectamos del otro que
perdimos, para comprobar qué aprendimos, para hacer la síntesis de una etapa
que cierra su ciclo, para analizar aciertos y errores, para programar la
siguiente marcha, para incluso modificarle el rumbo al GPS de nuestras vidas.
Y… el
duelo duele.
Pero
qué duele más? La pérdida del otro? La pérdida de lo que era yo con ese otro?
La pérdida de los rituales que compartíamos? La pérdida de un status de vida,
llámese de vida de casados, de vida laboral si lo que perdimos fue un empleo o
la condición de trabajadores activos y nos jubilamos? La pérdida del hijo que
partió a hacer su vida? Qué perdemos con lo que acabamos de perder? Porque ese
objeto muchas veces condensa muchas aristas y cuando se pierde, se lleva
consigo un trozo de nuestra identidad. Y hay que reorganizar nuestro status a
divorciada, viuda, jubilada, etc. No sólo nuestra identidad se ve afectada y
reclama nuevos ajustes. Nuestra vida, muchas veces renuente a los cambios,
también nos pide que reorganicemos nuestros tiempos, llenando los huecos
aparentemente inllenables que dejó esa pérdida.
Entonces
en el duelo duele el vacío. Y hace falta llenarlo de lágrimas a veces, de
gritos, de reproches, de demandas, de reclamos hasta a Dios.
Y
muchas veces ese hueco cuando el dolor es demasiado insostenible, se emparcha
con placebos. Como si te hubieran robado el auto y salieras a dar una vuelta en
bicicleta. Que te despeja un rato, pero sentís que no es lo mismo. A veces reemplazás
el auto por otro, y la comparación es odiosamente inevitable. Y es lo único que te sale
hacer. Pero volvés al tedio y al desgano, casi resignada a sentir que aquello
que se fue es irremplazable.
Y es un
tiempo difícil. Tiempo de dolor, tiempo de reencuentro. No con el objeto
perdido, sino con uno mismo. Tiempo de desencuentro con los otros, que nos
reclaman y a quienes no podemos acudir, o acudimos, pero desganados o desde
nuestras máscaras.
Tiempo
de quemar una etapa y velarla. Tiempo que genera cenizas, que requiere de
nosotros quedarnos mirando el fuego hasta que las brasas dejan de arder. Tiempo
de ver cómo desde esas mismas cenizas, lentamente, algo se empieza a gestar de
a poco. Nuestro Fenix sagrado, que vuelve a resurgir y tímidamente comienza a
desplegarse. Hasta que se pone en pié y empieza a agitar sus alas y a remover
el polvo. Como una dínamo, lentamente se va permitiendo comenzar el aleteo
hasta tomar impulso… y echarse a volar!
No te aisles de más o innecesariamente. No estás solo.
Terapias
psicológicas tendientes a la individuación - Temas de género- Terapia
de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación de la
femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
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El arte es catártico en cualquiera de sus manifestaciones. Tanto sea dejando que la mano se exprese a través de la pluma, del pincel, o que el cuerpo hable danzando... o creando, que es una forma de re-crearse.
Re-crearse es un acto maravilloso que implica dejar que los contenidos que moran en nuestro interior cobren forma y se expresen. De esa manera, proyectándose nuestro inconsciente sobre el lienzo, sobre el papel, o en un escenario, podemos en un movimiento de retroalimentación, aprehendernos, conocernos, entender el símbolo que mora en la obra creada y entendernos más al acceder a la decodificación de esos símbolos.
Ya de por sí el sólo hecho de lograr la proyección de los contenidos internos es redentor. Cuánto más si logramos convertirnos en semiólogos para tratar de decodificar el mensaje de esos personajes que moran en nuestro interior y poder entender sus necesidades, aprendiendo a decodificar su lenguaje.
Y desde ya, esto no ocurre solamente con las expresiones de arte. Hay otras vías por las cuales también podemos lograr entender nuestras motivaciones y deseos más ocultos. La vía de los sueños, la vía de los ejercicios de imaginación guiada, la vía del focusing, y también prestándole atención a nuestros olvidos, a nuestros lapsus, tanto verbales como escritos.
Y la sorpresa es mayor cuando no sólo brotan contenidos de nuestro inconsciente personal, sino otros que surgen del inconsciente colectivo. De esa memoria humana de la cual arrastramos restos tanto como en nuestra cadena de ADN se filtran restos de todos nuestros antepasados. En esos maravillosos y trascendentes momentos logramos aprehender el alcance de la psicología transpersonal al darnos cuenta, como si estuviéramos leyendo Cien años de Soledad, de todas las marcas que tanto cultural, como familiarmente arrastramos en nuestro psiquismo.
Apropiarnos de ellas nos enriquece al punto de permitirnos comprender con qué huellas quedarnos (mandatos sociales, familiares, culturales) y de cuáles desprendernos por estar caducas o no ser funcionales. Pero para ello el desafío que se impone es aventurarnos a recorrernos casi a tientas, a veces a oscuras y con el miedo de encontrar aquello que nos atemoriza ver, las profundidades de nuestra sombra. Pero no hay nada más aliviador cuando uno entra a un cuarto oscuro, que encender una luz (la luz del autoconocimiento) para disipar las sombras de los fantasmas y descubrir que no lo son; que a la luz de la conciencia se convierten en guía de nuestro propio camino de individuación.
FUERZAS LATENTES
Quise saberme, y me soñé conducto rojizo y visceral, que comunicaba el magma incandescente de la Tierra con mi ser.
Una espiral de púas en sus paredes cavernosas impedía el ascenso de mis caudales, reteniéndolos, densificados en terrosas adherencias.
Y me supe desdoblar.
Una criatura que fui se convirtió en guerrero. Y mutaste en dragón, para ayudarme a aniquilar mis sólidos temores.
Montó el guerrero el lomo escamoso y alado, y fusionados, penetramos hacia mis abismos.
La espada azul y las ígneas bocanadas desoldaron lo que la paciente no-conciencia había plasmado.
Las formas oponían sus grotescas resistencias. Arrasamos, devastamos -extenuados. Agonizantes ascendimos -devastados-, rompiéndonos... gastándonos... en el intento denodado.
Agotados destruimos, (apremiados por los vahos que lamían nuestro ascenso).
La Tierra emanaba su energía clara, candente. Fundía el fango de las ancestrales adherencias. Pujaba por brotar por el canal que entonces se le abría.
Y el dragón, frente a la agónica proximidad de la muerte, se contuvo, se retrajo. Inspiró su más desesperada bocanada, y exhaló su grito más profundo y primitivo.
Y nos remontamos en abrupto vuelo. La inercia derribó al guerrero, que cayó y sucumbió entre las llamas.
Mi boca abierta ofreció al dragón la luz de la salida.
Ya a salvo, tu metamorfosis redibujó tu forma humana. Y lloraste al guerrero.
Pero te quedaste expectante, la mirada todavía perdida en imaginerías abismales.
Y, desgarrando mi canal, los orígenes disueltos comenzaron a fluir, furiosos.
Y fui volcán iracundo, de lava espesa, incandescente.
Y al abrir los ojos te vi. Tus ojos me devolvieron la mirada. A través del cristal purificado de la nueva perspectiva, redescubrí el mundo de las formas, y la conciencia de Ser.
Claudia Gentile
No estás solo en este viaje. Lo podemos recorrer juntos. Te puedo ayudar y hacer de guía.
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Tengo
dentro de mí el germen de todas las mujeres de mi familia que me
precedieron. Y con ellas, a todas las mujeres de la raza humana: sus
gustos, sus carencias, sus dolores y sus logros.
Esa raíz colectiva conforma la parte más subterránea de mis propias raíces.
¿Cómo
entender las radículas más cercanas a la superficie de mi identidad sin
abarcar lo más ancestral y arcaico que me conforma?
¿Cómo entenderme sin aceptarme?
¿Cómo aceptarme sin entender y aceptar a todas las mujeres que me preceden?
¿Cómo entenderlas y aceptarlas sin amarlas?
¿Cómo amarlas sin amarme y aceptarme a mí misma?
Y ¿Cómo amarlas, entenderlas y aceptarlas sin entender a los hombres que las acompañaron?
¿Cómo aceptarlos sin comprender sus propias dinámicas?
¿Cómo
integrarme, amarme y aceptarme sin entender, amar y aceptar a mi propio
hombre? Producto de todos los hombres de su propio linaje que lo
conforman. Y éstos, a su vez, subproductos de todos los hombres que los
antecedieron.
¿Cómo integrarme y aceptarme sin aceptar al Hombre entonces?
¿Cómo integrarnos, Hombres y Mujeres,
sin entender el marco histórico y cultural que moldeó nuestras propias
identidades, prefigurando nuestras propias vivencias, tan personales,
únicas e individuales como, paradójicamente, universales y colectivas?
¿Si es fácil? NO. Es una tarea ciclópea.
Quizá el desafío más grande del Ser Humano: integrar los opuestos.
En esto se nos ha ido la vida desde el comienzo de los tiempos… y aún seguimos sin aprenderlo.
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Qué tan difícil puede ser llevar a cabo la gran empresa de ser feliz?
Mandala: símbolo de la integración de la Consciencia.
De la Periferia al Centro, y del Centro a la Periferia.
A veces puede costar mucho dolor alcanzarlo, ya que puede implicar desilusionar a otros, defraudar sus expectativas. Pero el otro tiene todo el derecho del mundo de hacerse la ilusión de lo que nosotros somos sin lograr ver auténticamente lo que somos en realidad, o mejor dicho, lo que estamos siendo, ya que ser uno mismo implica un devenir, un estar siendo en permanente evolución.
Cuando empezamos a descubrir el placer que brinda saberse, descubrirse a uno mismo, descubrir los propios deseos, origen de las propias insatisfacciones, y complacerlas, solemos generar insatisfacción en los demás que siguen exigiendo que sigamos siendo o haciendo lo que esperan de nosotros, y nuestros cambios suelen intranquilizar y molestar a los demás. Ahí el dilema hamletiano: Ser o no ser UNO MISMO? Permitírselo o no permitírselo para seguir complaciendo a otros a costa de nuestra propia insatisfacción?
Cuando la apuesta se logra hacer sobre el propio proceso de crecimiento, enfrentando incluso el miedo de quedarnos solos, el dolor aflora, ya que muchas veces sí nos quedamos solos. Y es que son muchas las pieles que en nuetro devenir de serpientes, debemos cambiarnos. Y cambiar de piel es quedar en carne viva, es vaciar un ropero porque los ropajes ya son viejos y pasados de moda y no logran expresar aquello de lo que nos queremos investir en una nueva etapa. Y este vacío no es solo un vacío de desapego de costumbres viejas, de creencias viejas sino que a veces también lo es de personas que ya no nos acompañarán en el siguiente tramo del camino. Pero el vacío genera la succión necesaria para que se llene la nueva etapa de ideas nuevas, de costumbres nuevas y de nuevos compañeros de camino.
A continuación pego una reflexión de Carina Bonansea sobre este devenir del viaje de la consciencia hacia el Sí mismo, en este hermoso viaje de individuación que la Vida nos invita a transitar para lograr una identidad propia e irnos corriendo de a poco de la identidad colectiva.
Las invito a reflexionar de la mano de Carina Bonansea:
"Vivimos en la era de la belleza… y en tiempos donde todo está al alcance de todos, y es allí donde debemos hacer de nosotros algo especial también por dentro.
Así, cuando conseguimos el propio equilibrio en ser especiales para nosotros mismos, es el punto de partida para lograr mágicamente lo que deseamos, ¿cómo lo conseguimos? equilibrando, y es algo que no es fácil, pues requiere de una concepción de nosotros mismos muy profunda, sin máscaras que nos confunden.
Y decir equilibrio no es caminar en la cuerda floja, ni tener la sensación que en cualquier momento estamos en caída libre; por lo contrario, es conseguir tener los pies plantados en tierra, con la mirada puesta en lo que de corazón deseamos y soñamos.
Algunos sienten que conseguir la esencia interior es tarea de gente culta, preparada y talentosa, y es algo que conseguimos simplemente teniendo propósitos claros y confianza en nosotros mismos. Todos a diario hacemos una contribución a nuestra esencia, respetándonos, siendo claros en lo que expresamos, brindando lo mas importante: la verdad.
Surgen dudas en esa búsqueda de esencia interior, como empalmes en ruta donde tenemos dos vías: una diferente a otra, y optando por lo que profundamente sentimos, siempre elegiremos la adecuada; así vamos aprendiendo a respetar nuestras propias elecciones.
Seamos positivos y escuchemos esa vocecita interior que nos ayuda a construir esta esencia, que no tengas duda que tiene fragancias propias.
Cuando consigues reconocer tu propia esencia, tiene identidad y perfume a lo que verdaderamente deseamos de corazón. Es cuando caminamos erguidos con la certeza que lo conseguimos, construimos algo internamente que es puro y simple. ¿Cómo cuidarla??, dejándonos ser nosotros mismos, no necesitas ser convencido de nada porque ya tienes identidad propia.
Cuando logras hacer lo que te gusta y sientes, recibes una energía fuerte que te lleva al éxito personal. De este modo, aceleras el desarrollo de tu propia imagen teniéndolo. Ya que tus deseos, sueños y pensamientos crean tu realidad, cuanto más te imaginas haciendo con éxito lo que te gusta, con más rapidez lo conseguirás.
Así, inevitablemente, estarás logrando ser una persona con Esencia por dentro." Carina Bonansea
Aprendamos a tener la valentía de decidirnos Ser, estando en eje, centrados en nosotros mismos. No estamos solos.
Lic. Claudia Gentile
Psicóloga clínica con orientación junguiana- Grafóloga pública – Astróloga
Terapias psicológicas - Cursos de grafología - Talleres de autoconocimiento - Grupos de reflexión - Grafoterapia.