Blog de Psicología Analítica Junguiana
y Grafología, con artículos, notas, y libros para descargar gratis.
Sobre mí
Lic. Claudia Beatriz Gentile
Soy Lic. en Psicología clínica con orientación junguiana, Grafóloga Pública (Emerson). Soy Astróloga con 20 años de experiencia y ejercicio.
Brindo terapias psicológicas analíticas tendientes a la individuación - Temas de género- Terapia de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación de la femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
Si alguna nota o algún artículo de este espacio te parece útil como para copiarlo en algún otro lugar público, hacelo pero poné por favor, la fuente de donde fue extraído, en este caso agregale el texto que figura a continuación:
Artículo extraído del blog GRAFOSINTESIS, de Claudia Gentile, http://www.grafosintesis.fullblog.com.ar
Espejos
circulares, o rectos, o biselados… Espejos manchados de humedad, cascados,
deformantes. Espejos cóncavos, convexos, difusos, claros…
Espejos y más espejos
que me devuelven mi imagen. Cuál imagen en cada caso?
Espejos de vidrio o de
carne y hueso?
En qué clase de
espejos me miro? Cuál elijo en cada caso? Por qué? Y para qué propósito recurro
a cada uno para verme?
Qué busco ver? Mi
réplica? Y entonces para qué tanto individuarme?Para qué tanto trabajo hasta hallarme
diferente y única? Para llorar la soledad de mi propia individuación? Para procurar
salir del aislamiento de saberme en un punto tan distinta y no soportarlo y
salir a buscar pares?
Espejito, espejito,
devolverme mi imagen para saberme. Para saberme? Para vivir enamorándome de mi
propio ser que es mi producto mejor logrado? Mi permanente re-creación? Una
artesanía trabajosamente mía, tallada con el dolor de los propios desaciertos
pulidos a sangre.
Espejito, espejito, me
miro y me veo allí, reflejada. Reflejada a veces parcialmente en cada espejo
con el cual resueno en alguna de mis facetas pero no en todas.
Espejito de carne
ajena que resuena con algunas sincronías a veces más, a veces menos simétricas.
Bola facetada hecha de
pedacitos de espejos de carne humana que reflejan parcialidades; algunas partes
de mí. Otras no; quedan a la sombra, vedadas a la imagen reflejada.
Espejito de carne humana
en el que a veces veo mi sombra y me enojo. O en el que otras veces logro verme
más estilizada, o más siniestra y más distorsionada.
Qué espejito busco y
cuál necesito encontrar?
El que en una primera
instancia me replique en lo más íntimo, haciéndome sentir no tan única y por
tanto, sintiéndome más comprendida?
Es que acaso lo más
individual y personal no termina siendo en un punto, muchas veces lo más
universal y arquetípicamente colectivo?
O busco el espejito
que me muestre lo que me falta y que me suplementa aportándomelo?
Espejito de amor
narcisista o espejito de amor suplementario que me ayuda a seguir creciendo en
lo que no he alcanzado a sacar aún del baúl de mis sombras proyectadas?
Espejito de igual o de
opuesto?
O será que necesito
partir de ver las zonas comunes primero para luego aventurarme a descubrir las
diferencias?
Seguro que las hay. No
existen siquiera dos gemelos idénticos. Quizá la réplica de lo idéntico luego
reclame la movilización y emergencia de lo diferenciado. Y ese sea un buen
punto de partida.
Quién sabe…
Lic. Claudia Gentile
Psicóloga clínica con orientación junguiana- Grafóloga
pública – Astróloga
Terapias psicológicas tendientes a la individuación - Temas de género-
Terapia de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación
de la femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
Terapias presenciales y vía Skype.
mail: grafosintesis@yahoo.com.ar
tel.: 4672-4423 y cel.: 153-343-3665
Skype: usuario: grafosintesis.
Necesito comer. Comer. Comer. Y engordo. Mucho
más. Y sigo comiendo, y engordo y sigo necesitando comer.
Comer: por hambre? Hambre de qué?
Qué
necesito destruir? De qué me quiero apropiar? Qué nutrientes me siguen haciendo
falta que como y como y no sacio el hambre? Destruir algo para apropiarme de su
esencia. Será comida lo que verdaderamente necesita miSer? Qué tipo de nutrientes busca? Qué
necesita destruir en el entorno? De qué necesita apropiarse? De qué quiere
apoderarse? De una milanesa o de algo en el entorno? Poder apropiarse de algo
del entorno que no sabe qué es y come y come hasta alcanzarlo, pero como sigue
sin saber qué es, sólo sabe que necesita algo y lo busca siempre en los mismos
lugares…. La heladera? Y sigue, y sigue abriendo la heladera que está fría pero
es el lugar conocido. Y si abro la puerta? No, da miedo. Vuelvo al televisor y
a la heladera. Conocidos. Seguros. Sí, seguro que no me satisfacen.
Y sigo poniendo la misma mejilla al
asunto, no cambio de estrategia, resuelvo el hambre por el mismo lado.
Y si cambio de mejilla? Y si cambio de
estrategia? No voy a negar mi hambre, ni entrar en abstinencia. El hambre me
está indicando una carencia. Cuál? Estará en la heladera congelada? Fría? Creo
que sí. El objeto de mi deseo está ahí, congelado y frío, negado. Tengo hambre
de tenerlo dentro, cerca, al lado. A ver? Mamá cuando me dolía algo me calmaba
con comida. Me duele algo? Sí, hay un dolor. Dolor de qué? De vacío. Vacío en
la panza? No, en el corazón, en la cabeza… Entonces no tengo hambre de comida…
de qué tengo hambre? De qué me quiero apropiar? Y si me devoro un libro? Y si
me devoro los obstáculos que median hasta alcanzar el objeto de mi deseo? No
era milanesa lo que deseaba. Era otra cosa al final. Decodifico mal, mamá me
enseñó, pobre, a decodificar mal los vacíos y los dolores. Qué necesito? Qué
cosa del afuera tengo que destruir? Qué obstáculo tengo que masticar hasta
hacerlo desaparecer? Un chocolate mirando una película? Endorfinas masticables
producto de las emociones prestadas de los actores de un romance que no es el
mío? O de la aventura que vive otro a quien como voyeur espío desde la
comodidad pasiva de mi cama…?
De qué tengo hambre? De amor? De
aventuras? De apoderarme de un medio que me da miedo y no puedo? Y entonces
mastico broncas, vuelvo a rumiar insatisfacciones mientras lleno vacíos con
comida…
Hambre de qué tengo? Hambre de
apoderarme de mi propio poder para lograr lo que quiero, para abrir una puerta
hacia esa cosa que no es la puerta de la heladera. La heladera está fría y lo
que necesito comer no es comida… qué es?
Lic. Claudia
Gentile
Psicóloga clínica
con orientación junguiana- Grafóloga pública – Astróloga
Terapias
psicológicas tendientes a la individuación
- Temas de género- Terapia de parejas - Talleres de autoconocimiento
sobre la conformación de la femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
Nacemos indiferenciados. En una especie de maroma simbiótico entre
nosotros y el medio. Indiferenciados. Lenta y paulatinamente nuestra
madre va poniéndole nombres a las cosas. Incluso a nosotros. Se va
armando paulatinamente (el proceso es largo, no me detengo ni en eso ni
en tecnicismos), en virtud a esa separatividad
necesaria y operativa, la idea de unicidad, o sea el Ego o el Yo, en
oposición a eso otro externo que es el Tú y lo otro.
Entramos
en la binariedad de la encarnación (lo dual naciendo a partir de esta
partición Yo-Tú, bueno, malo, dios-diablo, etc, etc.) . Y empezamos a
cargar a nuestro yo cada vez con más significantes que van lo van definiendo .
Soy esto, aquello y lo otro (en oposición a lo que no me define, o sea,
a lo que siento que no soy). Y se va fortaleciendo sanamente nuestro
Ego. Hasta acá, un proceso sano. Si somos rígidos, sonamos. No podemos
llegar a entender que eso que nos define también nos limita a seguir
creciendo y conociéndonos. Ahí se empieza a jugar como necesario
explorar lo que no somos, para entender y asimilar nuestra sombra, pero
en ese terreno no me quiero meter hoy con esta nota.
Quiero
detenerme en otro aspecto. El de la máscara. Esa formación que armamos,
que nos permite entrar con los otros en un juego burgués. La máscara
es como el manual de Protocolo y Ceremonial y el libreto que nos indica
cómo proceder en determinadas situaciones. Es entrar en el encuadre de
las relaciones. O sea, si soy psicóloga, qué lenguaje usar en mi
encuentro con un paciente, cómo preparar el entorno adecuado
(consultorio), qué clase de ropa ponerme para ese encuentro, qué tipo de
acercamiento o distancia poner ante el otro paciente, qué decir, qué
se espera que diga o que haga, etc., etc.
Esto está bien
en tanto la máscara no se me pegue a la piel como en el cuento de
Fisher, El Caballero de la Armadura Oxidada (1). Entonces mi ego estará tan
estratificado en ese rol que no podré ser la artista, o la amiga, o la
novia, o la amante, o la hija, o la madre, o la nena que juega. Seré
las 24 hs la psicóloga. Y no podré integrar otros personajes para
sacarlos a la luz y darles la pista adecuada en en psiquismo para que
salgan a su turno y se expresen.
Cuando el ego se
estratifica tanto, el riesgo de perderlo se vive como un riesgo de
muerte. Miedo a la muerte, les resuena? A veces nos angustiamos frente al riesgo de muerte del prójimo, pero en las capas subyacentes, el
miedo puede tener esta arista al no mirarnos desde el Sí mismo (lo que
yo llamo Zona Testigo), sino al identificarnos absolutamente con el
Ego, y tememos pedernos al pensar en nuestra propia muerte; a dejar de ser esa identidad que nos proporciona
la Máscara cuando lo único que sentimos es que somos esa Máscara del
ego. Por ejemplo, si me desarrollé como abogado, y fui abogado toda la
vida, cuando me jubile y me corra de ese rol, entraré en una pérdida de
identidad, como si la parte más importante y vital de mí mueriera, haré una depresión, y posiblemente, una crisis de sentido. Porque no supe ver desde la
totalidad de mi Ser que la partecita Abogado era sólo eso.
Beneficios de vivir identificados con la Máscara ?
Ah, sí. Ser excelentes profesionales (o amas de casa, o esposas o madres; depende de la Máscara que haya desarrollado), prácticos por el ejercicio
contínuo y permanente.
Desventajas? Estar condenados solamente a Ser
eso, y no explorar la riqueza de no identificarnos con ese solo
aspecto, o sea, ser testigo de nuestras máscaras, morando en el Sí
mismos.
Otra desventaja o un tipo de termómetro para medir este juego de identificaciones?
Explorar
qué sentimos en la entrega sexual al otro.
Llegamos al orgasmo?
Qué
es el orgasmo?
La petite mort, la pequeña muerte. Muerte de qué? De la
individualidad identificatoria del ego en su máscara. El miedo
consecuente de perder identidad e individualidad. Del "Fall in love", o
sea, caer en el amor.
Hacia qué abismo? De qué agarrarnos si al caer se
desdibuja el Ego y no está esa zona Testigo armada que me sostenga?
Esa
zona que me permite sentirme un SER que no se va a desintegrar si se me
difumina el ego, si siento que muero en ese instante atemporal de fusión despersonalizada con el otro. Es como volver a la fusión simbiótica con esa madre que nos dio origen.
Si es solo sexo de deporte, cada cual es cada cual y
no hay fusión ni entrega. Ni tampoco intensidad de orgasmo. Solo se
llega a una planicie. Tibiamente. Sólo sexodedescarga biológica. De eso no estamos hablando.
Acá un diálogo entre Jung y su amante, paciente, discípula que devela parte del misterio:
Diálogo entre Jung y Juffroliw Spielrein (29/9/1910- Suiza), extraído de “Un método peligroso (2)”
Jung (él): Explique la analogía que establece entre la pulsión sexual y la pulsión de muerte.
Spielrein (ella):El
profesor Freud afirma que la pulsión sexual nace de una viva necesidad
de placer. Si es cierto, por qué esa necesidad es tan a menudo
reprimida con éxito?
El:Usted solía albergar una teoría sobre el impulso de destrucción y autodestrucción, de perderse.
Ella:Pues
suponiendo que veamos la sexualidad como una pulsión, perderse a sí
mismo, como dice, pero perdiéndose en el otro… en otras palabras,
destruyendo la propia individualidad. No se resistiría automáticamente
el yo a ese impulso como defensa?
El: Por razones egoístas y no sociales.
Ella:Sí. Lo que digo es que tal vez la auténtica sexualidad exija la destrucción del yo.
El:En otras palabras, lo opuesto a lo que sostiene Freud.
……………………
Diálogo entre ella y Freud.
Freud: De verdad cree que la pulsión sexual es una fuerza endemoniada y destructiva?
Ella:Sí,
a la vez que es una fuerza creativa en el sentido de que de la
destrucción de dos individualidades puede producir un nuevo ser pero la
individualidad debe superar siempre su resistencia debido a la
naturaleza autoaniquilante del acto sexual.
Freud:(…) Supongo que debe existir un lazo indisoluble entre el sexo y la muerte….
Para terminar esta nota, pego otra transcripción de la película como resumen de la postura de Jung:
Jung: Debemos
penetrar en territorio desconocido. Volver a las fuentes de todo lo
que creemos. Yo no quiero abrir una puerta y mostrarle al paciente su
enfermedad agazapada ahí como un sapo. Quiero encontrar un método de
ayudar al paciente a reinventarse a sí mismo y encaminarle en un viaje
al final del cual le espera el ser que siempre ha tenido la intención
de ser.
(...)sólo el médico herido puede esperar curar.
(...) Mi amor
por ti ha sido lo más importante que he vivido, para bien o para mal.
Me ha permitido saber quién era yo. A veces hay que hacer algo
imperdonable para poder seguir viviendo. .....
Sacar estos contenidos, verse al espejo. Menuda tarea. Que implica la honestidad de empezar a aceptarse. Como agrega mi colega y amiga, la Profesora María del Carmen Doyharzábal: " Para
algunos dejar la máscara es ir al encuentro de su ser. Encuentro que no le presenta garantía alguna de convertirse en un encuentro feliz. Es
dejar esa imagen perfecta que le da la máscara, para enfrentarse a un
sentimiento real e irreversible, con la
verdad de su vida, obligarse a tener que enfrentarla, a asumir su
existencia. Es decir, arriesgarse a no jugar más a ser “el deseo del
otro” y responsabilizarse –nada más y nada menos - por su propio deseo." Y de la propia vida...
Te animás a aventurarte en este viaje fascinante de Ser vos mismo?
Lic. Claudia Gentile
Psicóloga clínica con orientación junguiana- Grafóloga pública – Astróloga
Terapias psicológicas tendientes a la individuación - Temas de género-
Terapia de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación
de la femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
(2). Film: Un método Peligroso (A
dangerous method)- USA, 2011. Dirigida por David Cronenberg. Una mirada
sobre la intensa relación entre Carl Jung y Sigmund Freud que da a luz
al
psicoanálisis. Protagonizada por: Keira Knightley, Viggo Mortensen. Michael Fassbender, Vincent Cassel.
Cuántas veces tras una experiencia
amorosa insatisfactoria o dolorosa, nuestro corazón se cierra para preservarnos
de otra, o quizá si hay algún antecedente previo también infructuoso, nuestra
mente aplica el razonamiento inductivo y termina generalizando un juicio que
sería más o menos así: “TODAS las veces que una se enamora, le va mal”. Y de
ahí a la profecía autocumplida sólo resta un paso: seguir sosteniendo la
creencia. De ese modo, ese fantasma del pasado se proyectará inexorablemente
hacia el futuro y si partimos con miedo, es probable que provoquemos aquello
que queremos evitar en vez de prevenirlo.
Y qué
desolada se ve la vida sin ese permiso de amar, de entregarse a dar y a
recibir! Quizá la clave radique en esa vieja discusión que tenemos con mi
hermana. Ella sostiene que el amor debe ser incondicional y yo, en tanto, lo
planteo de un modo paradojal. Para mí debe ser incondicional en la medida en
que para el otro también lo sea.
Me permito
replantearme este axioma (bendita
posibilidad la humana de crecer, de dialogar y de ir modificando enfoques), y
agrego, con más años de experiencia, que la incondicionalidad del amar no
depende del que recibe esa dación que entrego. Yo la doy, si mi receptor no la
toma, ya está dada. No me retraigo, cambio de objeto en todo caso, pero no dejo
de amar.
Pero en
este devenir de serpiente que transito, la clave en mi vida, como siempre digo
es: ensayo, error, error, error, ensayo, acierto (siendo bastante reduccionista, por
cierto!).
Esta reflexión surge de los dos poemas
que pego a continuación, producto de dos etapas sucesivas, a las que abordé
para su análisis desde una perspectiva astrológico-esotérica. Las analicé como
la integración de los 4 elementos, claves de mi carta natal. Cuatro elementos: dos masculinos y dos femeninos, resumen de
esta labor de integración de lo femenino y lo masculino que comencé a
investigar y a promover en mi programa de radio hace dos años. Lo dual que se va integrando: lo estoico y lo hedonista, lo blando y lo duro, lo activo y lo pasivo. Lo femenino y lo masculino. La integración
de los opuestos, la síntesis de ambos en cada uno, y luego hacia afuera al vincularnos con los
demás.
Normal
0
21
false
false
false
ES
X-NONE
X-NONE
MicrosoftInternetExplorer4
Terapias
psicológicas tendientes a la individuación - Temas de género- Terapia
de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación de la
femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
mail: grafosintesis@yahoo.com.ar tel.: 4672-4423 y cel.: 153-343-3665 Skype: usuario: grafosintesis.
Una visión transpersonal y colectiva sobre los duelos
Hace
poco, hablando con un amigo, debatíamos sobre las verdades absolutas y las
relativas. Y él me decía que según su enfoque, las verdades absolutas son las
que resisten a cambiar aunque se alteren los ejes temporoespaciales. O sea,
aquellas que siguen siéndolo hoy, ayer y mañana, y acá o en la China. Y
obviamente que también resisten lo estrictamente individual y son
colectivamente verificables. Arquetípicas diría yo.
Y qué
más universal que el dolor por una pérdida? Perder algo o perder a alguien dolió
siempre. En la prehistoria, en la Edad Media, ahora, y en el futuro. Acá, en
Asia, en Europa y en Oceanía. A mí, a vos, a él, a ella y hasta al perro. A
todos nos duelen las pérdidas. Por eso lo de la visión transpersonal, porque es
una vivencia absolutamente individual, pero absolutamente arquetípica y por
tanto, universal y colectiva. Pero no necesariamente aplica acá eso de “Mal de
muchos, consuelo de tontos.”
Frente
a una pérdida, se puede hacer duelo o se puede tapar el agujero con otro clavo
y seguir la marcha. Tarde o temprano se vivirá ese dolor. Aunque se postergue.
Hacer
duelos o no hacerlos? He aquí la cuestión. Duda existencial hamletiana.
Si me
los permito atravesar, los padezco, me suelto del objeto que acabo de perder,
suelto esa soga que me ataba a ese objeto externo, y la soga se retrotrae y se
mete para adentro. Quedo, como siempre digo en estos casos, acaracolada, en
pleno repliegue regresivo, introspectiva.
Y
aunque duela, creo que la función de un duelo no es el sufrimiento inútil o
punitivo, sino este repliegue que debería permitirnos el reencuentro con nosotros
mismos, con lo que quedó de nosotros, con lo que introyectamos del otro que
perdimos, para comprobar qué aprendimos, para hacer la síntesis de una etapa
que cierra su ciclo, para analizar aciertos y errores, para programar la
siguiente marcha, para incluso modificarle el rumbo al GPS de nuestras vidas.
Y… el
duelo duele.
Pero
qué duele más? La pérdida del otro? La pérdida de lo que era yo con ese otro?
La pérdida de los rituales que compartíamos? La pérdida de un status de vida,
llámese de vida de casados, de vida laboral si lo que perdimos fue un empleo o
la condición de trabajadores activos y nos jubilamos? La pérdida del hijo que
partió a hacer su vida? Qué perdemos con lo que acabamos de perder? Porque ese
objeto muchas veces condensa muchas aristas y cuando se pierde, se lleva
consigo un trozo de nuestra identidad. Y hay que reorganizar nuestro status a
divorciada, viuda, jubilada, etc. No sólo nuestra identidad se ve afectada y
reclama nuevos ajustes. Nuestra vida, muchas veces renuente a los cambios,
también nos pide que reorganicemos nuestros tiempos, llenando los huecos
aparentemente inllenables que dejó esa pérdida.
Entonces
en el duelo duele el vacío. Y hace falta llenarlo de lágrimas a veces, de
gritos, de reproches, de demandas, de reclamos hasta a Dios.
Y
muchas veces ese hueco cuando el dolor es demasiado insostenible, se emparcha
con placebos. Como si te hubieran robado el auto y salieras a dar una vuelta en
bicicleta. Que te despeja un rato, pero sentís que no es lo mismo. A veces reemplazás
el auto por otro, y la comparación es odiosamente inevitable. Y es lo único que te sale
hacer. Pero volvés al tedio y al desgano, casi resignada a sentir que aquello
que se fue es irremplazable.
Y es un
tiempo difícil. Tiempo de dolor, tiempo de reencuentro. No con el objeto
perdido, sino con uno mismo. Tiempo de desencuentro con los otros, que nos
reclaman y a quienes no podemos acudir, o acudimos, pero desganados o desde
nuestras máscaras.
Tiempo
de quemar una etapa y velarla. Tiempo que genera cenizas, que requiere de
nosotros quedarnos mirando el fuego hasta que las brasas dejan de arder. Tiempo
de ver cómo desde esas mismas cenizas, lentamente, algo se empieza a gestar de
a poco. Nuestro Fenix sagrado, que vuelve a resurgir y tímidamente comienza a
desplegarse. Hasta que se pone en pié y empieza a agitar sus alas y a remover
el polvo. Como una dínamo, lentamente se va permitiendo comenzar el aleteo
hasta tomar impulso… y echarse a volar!
No te aisles de más o innecesariamente. No estás solo.
Terapias
psicológicas tendientes a la individuación - Temas de género- Terapia
de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación de la
femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
mail: grafosintesis@yahoo.com.ar tel.: 4672-4423 y cel.: 153-343-3665 Skype: usuario: grafosintesis.
El arte es catártico en cualquiera de sus manifestaciones. Tanto sea dejando que la mano se exprese a través de la pluma, del pincel, o que el cuerpo hable danzando... o creando, que es una forma de re-crearse.
Re-crearse es un acto maravilloso que implica dejar que los contenidos que moran en nuestro interior cobren forma y se expresen. De esa manera, proyectándose nuestro inconsciente sobre el lienzo, sobre el papel, o en un escenario, podemos en un movimiento de retroalimentación, aprehendernos, conocernos, entender el símbolo que mora en la obra creada y entendernos más al acceder a la decodificación de esos símbolos.
Ya de por sí el sólo hecho de lograr la proyección de los contenidos internos es redentor. Cuánto más si logramos convertirnos en semiólogos para tratar de decodificar el mensaje de esos personajes que moran en nuestro interior y poder entender sus necesidades, aprendiendo a decodificar su lenguaje.
Y desde ya, esto no ocurre solamente con las expresiones de arte. Hay otras vías por las cuales también podemos lograr entender nuestras motivaciones y deseos más ocultos. La vía de los sueños, la vía de los ejercicios de imaginación guiada, la vía del focusing, y también prestándole atención a nuestros olvidos, a nuestros lapsus, tanto verbales como escritos.
Y la sorpresa es mayor cuando no sólo brotan contenidos de nuestro inconsciente personal, sino otros que surgen del inconsciente colectivo. De esa memoria humana de la cual arrastramos restos tanto como en nuestra cadena de ADN se filtran restos de todos nuestros antepasados. En esos maravillosos y trascendentes momentos logramos aprehender el alcance de la psicología transpersonal al darnos cuenta, como si estuviéramos leyendo Cien años de Soledad, de todas las marcas que tanto cultural, como familiarmente arrastramos en nuestro psiquismo.
Apropiarnos de ellas nos enriquece al punto de permitirnos comprender con qué huellas quedarnos (mandatos sociales, familiares, culturales) y de cuáles desprendernos por estar caducas o no ser funcionales. Pero para ello el desafío que se impone es aventurarnos a recorrernos casi a tientas, a veces a oscuras y con el miedo de encontrar aquello que nos atemoriza ver, las profundidades de nuestra sombra. Pero no hay nada más aliviador cuando uno entra a un cuarto oscuro, que encender una luz (la luz del autoconocimiento) para disipar las sombras de los fantasmas y descubrir que no lo son; que a la luz de la conciencia se convierten en guía de nuestro propio camino de individuación.
FUERZAS LATENTES
Quise saberme, y me soñé conducto rojizo y visceral, que comunicaba el magma incandescente de la Tierra con mi ser.
Una espiral de púas en sus paredes cavernosas impedía el ascenso de mis caudales, reteniéndolos, densificados en terrosas adherencias.
Y me supe desdoblar.
Una criatura que fui se convirtió en guerrero. Y mutaste en dragón, para ayudarme a aniquilar mis sólidos temores.
Montó el guerrero el lomo escamoso y alado, y fusionados, penetramos hacia mis abismos.
La espada azul y las ígneas bocanadas desoldaron lo que la paciente no-conciencia había plasmado.
Las formas oponían sus grotescas resistencias. Arrasamos, devastamos -extenuados. Agonizantes ascendimos -devastados-, rompiéndonos... gastándonos... en el intento denodado.
Agotados destruimos, (apremiados por los vahos que lamían nuestro ascenso).
La Tierra emanaba su energía clara, candente. Fundía el fango de las ancestrales adherencias. Pujaba por brotar por el canal que entonces se le abría.
Y el dragón, frente a la agónica proximidad de la muerte, se contuvo, se retrajo. Inspiró su más desesperada bocanada, y exhaló su grito más profundo y primitivo.
Y nos remontamos en abrupto vuelo. La inercia derribó al guerrero, que cayó y sucumbió entre las llamas.
Mi boca abierta ofreció al dragón la luz de la salida.
Ya a salvo, tu metamorfosis redibujó tu forma humana. Y lloraste al guerrero.
Pero te quedaste expectante, la mirada todavía perdida en imaginerías abismales.
Y, desgarrando mi canal, los orígenes disueltos comenzaron a fluir, furiosos.
Y fui volcán iracundo, de lava espesa, incandescente.
Y al abrir los ojos te vi. Tus ojos me devolvieron la mirada. A través del cristal purificado de la nueva perspectiva, redescubrí el mundo de las formas, y la conciencia de Ser.
Claudia Gentile
No estás solo en este viaje. Lo podemos recorrer juntos. Te puedo ayudar y hacer de guía.
Terapias psicológicas tendientes a la individuación - Temas de género- Terapia de parejas - Talleres de autoconocimiento sobre la conformación de la femineidad - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
mail: grafosintesis@yahoo.com.ar tel.: 4672-4423 y cel.: 153-343-3665 Skype: usuario: grafosintesis.
Estamos históricamente en un momento de grandes cambios. Uno de ellos podría resumirse en la frase: “Una imagen vale más que mil palabras”. Con lo bueno y lo malo que, como todas las cosas, esto implica.
Es la era de lo visual. La escritura, como medio de captar una idea vehiculizando un sentido que en nuestra imaginación recién cobra forma, quedó atrás, quizá cuando el radioteatro cedió espacio a la telenovela.
La imagen es la protagonista de la escena. La Gestalt de la forma visual impacta en el ojo directamente. La computación abrió un espacio audio-visual enorme y sin precedentes. En los colegios los chicos demandan imágenes para captar el mundo de las formas. Para ellos, luego llega la palabra, y no antes de la imagen. La era de la imagen como gran sintetizadora de la forma.
Imagen-forma que porta el sentido de su contenido. Pero también imagen-forma que revela muchas veces el vacío de contenidos.
En el peor de los casos muchos quedan prendados del brillo de la forma y pierden de vista el fondo o contenido. Y pareciera ser que el cuerpo-forma se torna el espacio de escritura del contenido: tatoos, piercings, cirugías excesivas, reiteradas e incluso superpuestas revelan escrituras de contenidos nuevos; borran las huellas del contenido de la propia historicidad.
Este nuevo cuerpo somatizando al extremo las quejas, los anhelos, las denuncias, los dolores, las gratificaciones, y los vacíos que no se pueden ya poner en palabras. Quizás porque el tiempo demande ir saltando de un objeto externo a otro, sin la pausa para pensarse y entenderse con palabras.
En el mejor de los casos, si logramos ver esos significantes externos y conectarlos simbólicamente con los significados que portan, recobraremos el sentido de nuestra vida. Pero si nos quedamos solo con las formas, con las múltiples y excitantes formas externas, perdemos de vista la riqueza introspectiva del sentido, y caemos presa de un horroroso vacío existencial que nos carcome el alma. Y para eso no hay cirugía ni mago del colágeno que rellene ese vacío, ni tarjeta de crédito que calme la insatisfacción con cosas, ni estética ni maquillaje que cubra la emergencia de ese vacío que claramente se proyecta y lee en los rostros y cuerpos excesivamente retocados.
Figura-Fondo: La dualidad que plantea la corriente gestáltica. Forma-Movimiento: la dupla que se evalúa desde la Grafología. En definitiva, y desde donde lo estoy abordando en este artículo, Imagen externa-Percepción de uno mismo. Afuera y adentro.
Dualidad. Y como toda dualidad, se corre el riesgo de polarizar e irse alternativamente de un extremo al otro. Y como toda dualidad, la puja de fuerzas en sentido contrario deja en parálisis y causa el dolor de una neurosis.
Y como toda dualidad, se resuelve en un tercer punto de síntesis, a mi criterio, logrando un punto testigo de autoconocimiento, dentro de uno mismo, que logre observar lo que reclama nuestro interior, lo que reclama nuestro deseo, las necesidades de nuestro cuerpo; en tanto sea testigo también del medio externo con sus propuestas, modelos y demandas.
Una zona testigo que logre negociar un acuerdo o síntesis para sentirnos en armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno.
Lic. Claudia Gentile
Psicóloga clínica con orientación junguiana- Grafóloga pública – Astróloga
Terapias psicológicas - Cursos de grafología - Talleres de autoconocimiento - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
*- En marzo vuelven a empezar más talleres y cursos de Grafología.
Esta vez sincerando la modalidad de trabajo que elijo y que más disfruto, y esto es trabajar individualmente con cada uno.
Tras años de armar grupos, me he enfrentado a las siguientes limitaciones:
- La primera y la más difícil es compatibilizar horarios. Si hay seis interesados en un mismo taller (supongamos el Taller inicial de Grafología para gente sin conocimientos previos), resulta que uno prefiere a la mañana, otro los sábados porque no trabaja, otro par la tarde a la salida de la oficina, otro al medio día para no irse de noche, y siempre se me hacía difícil combinar más de tres personas en una misma franja horaria.
- Supongamos que lo lograba, aquí eran otras las problemáticas: que si uno faltaba, a su regreso quería que le volviera a explicar lo que se había dado la clase anterior. No me convenía económicamente reponerle a mi cargo la clase de manera particular porque eso apuntaba a reforzar el hecho de que podían faltar cuando quisieran y no generaba compromiso. Pero si no lo actualizaba con respecto a los contenidos vistos, me frenaba el avance del grupo.
- Otra limitación era el fin a que apuntaba cada uno. Podía haber alguien que estudiara para complementar su trabajo (pongamos por caso una docente, o alguien que estaba en selección de personal en su empresa), entonces los intereses hacían que la clase se disparara respondiendo las inquietudes de cada miembro mientras los otros quedaban por fuera escuchando algo que no les interesaba.
- Otra, que es inevitable, es que al analizar letras, cada asistente se viera reflejado en la problemática que estuviéramos viendo en la letra analizada, y terminara indagando sobre sí mismo. Esto es muy habitual que ocurra, casi es obvio, y puedo abordarlo con más comodidad en talleres individuales en donde amén de aprender a analizar otras letras, se puede detener la clase y explorar cosas personales puntuales, y convertirse en un taller de grafología y de autoconocimiento. Debo confesar que muchas de mis alumnas terminaron eligiéndome como terapeuta. Y hacemos ambas cosas a la vez cuando lo amerita y blanqueando la situación como corresponde.
- La otra es la misma dinámica grupal que a veces juega a favor con personas compatibles, y a veces se pone en contra y se terminan quejando los más callados de que hablan todo el tiempo los más inquietos, curiosos o extravertidos y se terminan yendo por este mismo motivo, o pidiéndome un taller individual.
Por tanto, para grafología mi propuesta de este año son los talleres individuales, de dos horas de duración por clase, una vez por semana, con una duración estimada para el nivel 1 de un año, práctica personalizada orientada a ver escritos que yo provea o que traiga cada alumno, planteando ese espacio como propio para que surja al ritmo que el alumno tenga, las dudas que quiera plantear, volver cuando algún tema no se haya comprendido bien, adelantar un tema que resulte demasiado fácil, o abocarnos a la finalidad de entrada que el alumno proponga.
Lo mismo para aquellas personas que estén estudiando en un instituto y quieran tomar clases de refuerzo. En ese caso pueden venir dos o tres compañeros juntos para ver los mismos temas y reforzar la práctica.
*- Talleres de autoconocimiento - Terapia grupal
Grupos de no más de 4 personas.
Trabajaremos con: técnicas de psicodrama, de análisis transaccional, con técnicas de ensueño dirigido, de meditación guiada, técnicas de escritura creativa para abordar los temas vistos y aquellas vivencias que movilicen entre sesiones.
Horarios:
Martes de 15 a 17 hs. o
Viernes de 19 a 21 hs.
*- Terapias individuales:
De acuerdo a la problemática de cada uno serán las técnicas que implemente: con técnicas de ensueño dirigido, de meditación guiada, técnicas de regresión, técnicas de escritura creativa para abordar los temas vistos y aquellas vivencias que movilicen entre sesiones, o terapia cara a cara no psicoanalítica, apuntando a favorecer el crecimiento personal y la individuación.
¿Cuántas veces huimos del pasado (margen izquierdo) en vez de afrontarlo para elaborarlo correctamente, y así lograr finalmente atravesar una etapa que se niega a quedar atrás, hasta que la enfrentemos a fondo y a conciencia?
Tiempos circulares
Cuando la calma te hace dudar de que todo esté marchando tan bien, y te da miedo de doblar la esquina y encontrarte con el fantasma que venías evitando.
Cuando la dicha te asusta porque el cielo tan celeste tiene el bosquejo de una nube oscura que se va empezando a dibujar en tu horizonte.
Cuando tras escapar de la tormenta, cuando ya empezabas a secarte, se avecina un pronóstico de más de lo mismo.
Cuando no podés creer que tantas seguidas se sucedan.
Y entonces se enciende una trémula luz de esperanzas en cuyo cono luminoso te querés abrigar, y el viento comienza a hacer danzar esa llama y se te empieza a abroquelar el alma de miedo a vivir más de lo mismo.
Cuando hablar de lo que te pasa ya no te produce alivio y sentís que seguís rumiando la misma encrucijada.
Cuando todo esto te pasa, ¿Qué te pasa? ¿Qué se te pasa por alto que no podés ver bien la puerta que tenés que abrir para pasar a otro nivel del juego, en el que se desplieguen otras instancias?
Estás atrapada en un vestíbulo circular abriendo puertas que te vuelven a conducir a lugares aparentemente dejados atrás. Cambian ligeramente los escenarios pero la obra que se despliega y que te atrapa sigue siendo la misma. Y esa parte tuya, la escritora del guión, se niega a afrontar originalidades, y recurre a viejos clichés que ya tu cronología debería asumir que están vencidos. Pero la película vieja se vuelve a reproducir remasterizada.
¿A qué taller literario deberías enviar a tu escritora a aprender a armar guiones nuevos?
Cuanto más intentás alejarte del margen izquierdo, con más vehemencia te alcanza. Pues acaso haya que acercarse para que finalmente se aleje solo.
Claudia Gentile
24-07-09
Claudia Gentile
Psicóloga UdeMM- Grafóloga Emerson-Astróloga
Cursos de grafología - Talleres de autoconocimiento - Grupos de reflexión - Terapias psicológicas - Grafoterapia
Cuántas veces nos sentimos desfallecer cuando notamos su mirada posada en otra mujer? Qué alternativas tenemos? El reproche o recuperarnos como mujeres deseables?
Sofía lo vio mirar a otra mujer. De soslayo. Iba caminando por la calle de la mano de su hombre y pasó una mujer y él la miró. Con cuidado, tratando de disimular, pero Sofía lo notó. Automáticamente siguió la dirección de su mirada para ver bien a quién se dirigía. Pero qué le vio? Si era una mujer de su edad, una mujer como ella. Sin embargo él la miró con esa mirada de interés y deseo que antes era solo para ella. Qué emanaba de esa mujer que atraía su mirada? Sofía se conmocionó. Primero sintió dolor. El dolor de no saberse la única a los ojos de él. Luego el dolor mutó en bronca y no se pudo controlar. Estalló y le recriminó que lo había visto, que se había dado cuenta, que por qué le hacía esto a ella, que había dado su vida por él, por la familia, por la casa, y no se merecía ese desprecio…
Analicemos:
Volvamos a vernos jóvenes, atrayentes. Su mirada convergía en nosotras. Éramos la dueña de sus sonrisas, las destinatarias privilegiadas de sus suspiros. Y luego, qué pasó? Toda una vida de transformaciones. Los hijos, los quehaceres domésticos, las camisas que planchar y las rutinas diarias fueron opacando la seducción. La relación se fue tornando más mecánica y previsible. Los diálogos se acortaban. Ya no había tiempo para arreglarnos. Los chicos demandaban todo el tiempo. Poco nos quedaba para nosotras.
Nos parábamos frente al espejo y queríamos huir. Sólo íbamos mirándonos por partes para no vernos toda entera y asustarnos. La cara, para pasarnos la crema a la noche, también mecánicamente; la cabeza, para cepillarnos el pelo. Una mirada rápida de cuerpo entero para ver si no nos había quedado algún manchón en la ropa de la comida de los chicos, antes de salir. Tratábamos de no prestarle atención al rollito que empezaba a dificultarnos a la hora de ponernos el pantalón que ya nos iba quedando chico. Nos poníamos una blusa amplia para ocultarlo. Un peinado rápido, nada de peluquería. Y él? También se había avejentado. Pero todo seguía su inercia hasta que lo descubrimos mirando a esa mujer y nos cayó toda la información junta sin que la pudiéramos procesar. El tiempo!!! El tiempo que había pasado desde la última vez que nos sentimos deseadas, las arrugas que se habían instalado en nuestro rostro… Sigo?
Mi querida lectora: antes de que me grites un insulto. Detente!!!
Si pudimos reflexionar juntas hasta acá, veamos qué alternativas tenemos. Quedarnos en la queja hasta que sea muy tarde y nada pueda hacerse? Es cómodo. Nos victimizamos y ponemos toda la responsabilidad afuera. En él, en los años, en la derrota del tiempo, intentando retenerlo con la maniobra de hacerlo sentir culpable, como hizo Sofía con su reproche. Pero qué clase de vínculo conformaremos con él de ese modo? Tendremos solamente un hombre acabado a nuestro lado que se queda con nosotras por obligación y falsa gratitud.
O tomamos cartas en el asunto e intentamos volver a seducirlo? Cómo?
Seduciéndote a ti misma. Siendo un poco egoísta y buscando espacios propios que te hagan sentir plena nuevamente. Haciendo algo para ti, que te enriquecerá por dentro, y eso se notará por fuera. Podrás, al recibirlo, hablarle de otras cosas que no sean las rutinas domésticas, y se reinstalará el diálogo. Puedes tomar un curso de algo postergado, hacer gimnasia, reunirte con amigas. Y, si tienes que salir, obviamente empezarás a ocuparte un poco más de tu imagen (qué negarlo, nos vestimos y nos arreglamos muchas veces para mostrarnos frente a otras mujeres amigas, no es así?). Y esa sana competencia con nuestras pares hará que empieces a tomar conciencia de cómo verte bien y de estar mejor contigo misma.
No podrás volver atrás, desde ya, pero podrás redescubrirte y valorarte en tu madurez. Encontrarte con nuevos modos de seducción. No hace falta que lo hagas sola. No pienses que solamente a ti te pasa. Todas pasamos por esto y no está mal buscar ayuda. Alguien que comparta tus códigos, que entienda tus problemas, con quien hablar de tus inseguridades. Es el momento adecuado para empezar una terapia en donde encuentres un espacio en el quepuedas dialogar para recuperarte como mujer. Para redescubrirte, y también para reinventarte en esta nueva etapa, sin tantos pudores y sin inhibiciones tontas. Alguien que te ayude a vencer tus inseguridades. A encontrarte con ese ser especial y único que vive escondido en tu interior.
De a poco, paulatinamente, sin demandarle nada, lo verás más interesado en ti. De nuevo. Pero sin reproches.
Podrás también recuperar tus espacios de intimidad con él. Cómo? Con rituales. Preparando una noche para ustedes solamente, una vez por semana: Podrán salir, ir a tomar algo juntos (sin los chicos, por favor!). Solo ustedes dos. O podrás armar esa noche especial en tu propia casa. Pondrás velas, te comprarás una ropa íntima sensual con la que te sientas a gusto, te maquillarás para él, podrás preparar una cena ligera y sensual, armonizar todo con una buena música, acompañar la velada con algún vino espumante, y simplemente dejarte llevar por lo que sientas. Pero todo de a poco, preparando el espacio, ganándose ese espacio para ambos que luego no deberá perderse. Armándolo juntos, recuperando la sensualidad, redescubriendo sus cuerpos, besándole cada arruga, cada rollito, sin pudores, que en cada pliegue del cuerpo está escrita nuestra propia historia, y esa historia vale; es la traza de nuestro camino recorrido. Dejándolo a él jugar sus fantasías contigo, paulatinamente. Hablando de lo que sienten, de lo que quieren, de lo que desean, de lo que fantasean, para poderlo jugar de a dos en ese espacio privado que podrán ir recuperando o quizás, armando por primera vez, con la madurez que te aportan sabiamente tus años vividos, que te jugarán a favor en esta etapa, y no en contra como venías sintiendo erróneamente.
Eso permitirá que vuelvas a ser la mujer, no solo la esposa, o la madre de sus hijos. Luego, cuando ellos marchen del nido, tendrás a un hombre y no estarás asfixiando a tus hijos para llenar el hueco que te dejaron al partir. Recuperarás tu pareja, tu ser mujer y podrán volver a encontrarse con adicionales nuevos, producto de la madurez y de la nueva etapa, tan rica, que se avecina, juntos.